Hay una verdadera guerra en marcha, una guerra contra el hogar Bíblico. Los que desprecian la Biblia nos dicen que es una guerra por la igualdad. Es una guerra en contra de los roles de género tal como los define la Biblia. Es un ataque contra la feminidad bíblica . El “feminismo” moderno se burla de Dios como Goliat se burló de David. Parece que la mayor parte de Israel se está escondiendo de Goliat nuevamente hoy. Debemos hablar abiertamente sobre estas cosas y no simplemente esconder la cabeza en la arena. ¡Está sucediendo ahora! Asi que los desafío a profundizar en las Escrituras conmigo y a encontrar las definiciones correctas y lo que la Palabra de Dios tiene que decir sobre la sumisión de las esposas y la autoridad y el liderazgo de la Biblia. Mi objetivo es aclarar algunos de estos errores con la esperanza de cambiar esa errónea percepción.
I. ¿QUÉ DICE LA BIBLIA SOBRE LA SUMISIÓN?
Me gustaría comenzar con las famosas palabras de Efesios 5:21-33.
"Sujetándoos los unos a los otros en el temor de Cristo . 22 Casadas, estad sujetas a vuestros propios maridos, como al Señor. 23 Porque el marido es cabeza de la mujer, como también Cristo es cabeza de la iglesia, siendo él mismo es el salvador del cuerpo.24 Pero como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las mujeres lo estén a sus maridos en todo. 25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella; 26 para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, 27 para presentarse a sí mismo la iglesia, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante; sino que debe ser santo y sin mancha. 28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su propia mujer, a sí mismo se ama; 29 porque nadie aborreció jamás a su propia carne; sino que la nutre y la cuida, así como Cristo también a la iglesia; 30 porque somos miembros de su cuerpo. 31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer; y los dos serán una sola carne. 32 Grande es este misterio; mas yo hablo respecto de Cristo y de la iglesia. 33 No obstante, ama también cada uno a su propia mujer como a sí mismo; y que la mujer vea que teme a su marido."
- Sumisión en El Temor de Cristo (Reverencia):
¿Qué significa sujetarnos (someternos) unos a otros en el temor de Cristo?
En la admonición de Pablo, "Sujetándoos unos a otros en el temor de Cristo " (versículo 21), el verbo ( hypotassō ) significa "sujetar o subordinar." Aquí Pablo se enfoca principalmente en lo que uno hace para sí mismo: uno debe someterse a los demás. Eso es "sumisión en el sentido de ceder voluntariamente en amor" (The Bauer-Ardnt-Gingrich-Danker Greek English Lexicon). Este sometimiento voluntario es lo que caracteriza a los verdaderos hijos de Dios cuando se someten a Él (Filipenses 2:3, 5). Jesus dijo,
“Pero el que entre vosotros quiera hacerse grande, será vuestro servidor; 27 y el que quiera entre vosotros ser el primero, será vuestro servidor; 28 así como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida a rescate por muchos" (Mateo 20:26-28).
De la misma manera, tanto los apóstoles Pedro y Pablo nos instaron a someternos a los ancianos y a someternos los unos a los otros. En I Pedro 5:4-5 , el apóstol Pedro instó a los jóvenes a someterse o sujetarse ( hupotagete ) a los ancianos.
"Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. 5 Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes."
Asimismo, Pablo instó a los amos,
"Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas." (ta auta, Efesios 6:9).
Los esclavos debían tratarlos asi:
"Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo" (versículo 5).
“Sujetándoos los unos a los otros en el temor de Cristo” (Efesios 5:21).
Luego se dirige a las esposas (versículos 22-24) y a los esposos (versículos 25-31). Él ordena a las esposas a que se sometan a sus maridos como cabezas como la iglesia se somete a Cristo como la cabeza. Él ordena a los esposos a que amen a sus esposas como Cristo amó a la iglesia. Pablo compara la relación del esposo y la esposa con la relación entre Cristo y la iglesia. Note los comparativos "como" y "como a" (versículos 22, 23, 24, 25). No solo compara el matrimonio con la relación entre Cristo y su iglesia, sino que también amplía sus declaraciones finales. Después de las instrucciones y comparaciones de Pablo, él cita a Génesis 2:24 en el versículo 31 de nuestro texto. En el versículo 32 , hace una última referencia a la relación entre Cristo y su iglesia. Luego concluye resumiendo sus instrucciones en el versículo 33 con dos mandatos fundamentales.
“Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido."
Por lo tanto, el esposo debe amar a su esposa, y la esposa debe temer a su esposo. La palabra "temor" significa respeto, reverencia. Obviamente, este pasaje abunda con instrucciones acerca de la relación matrimonial. El concepto clave en el argumento de Pablo es la "sumisión" de unos a otros en el temor de Cristo (versículo 21). La sumisión de la esposa hacia su esposo como su cabeza, como la iglesia se somete a Cristo su cabeza (versículos 22-24). El amor del marido hacia su mujer, como Cristo ama a la iglesia (versículos 25-30). Pablo concluye su discusión llamando la atención a Génesis 2:24 (versículo 31), enfatizando el amor del esposo y el respeto o temor de la esposa (versículo 33).
- El propósito de nuestra sumisión unos a otros:
El propósito de nuestra sumisión unos a otros es debido a la "reverencia (phobo) a Cristo" (v. 21). La reverencia o el temor (phobos) es una reverencia respetuosa hacia Cristo que reconoce quién nos ha mandado hacerlo, porque Él nos hará responsables de nuestras acciones (2 Cor. 5:11; 7:1). Así, el mandato dado a los cristianos de someterse unos a otros (versículo 21) marca la pauta. Entonces, la pregunta en juego es, ¿qué relación tiene el versículo 21 con los versículos 22-33? Puede haber dos respuestas a esta pregunta.
- Primero, esto podría referirse a los mandatos dados a esposas, hijos y sirvientes. Y es cierto en cierto modo, porque los cristianos deben someterse a los demás. Además, esto parece ser paralelo a las instrucciones de Pedro cuando insta a los cristianos diciendo, "Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior." (1 Pedro 2:13). Él explica esto con respecto a la sumisión que los siervos (2:18ss), y las esposas deben dar (3:11ss). E incluso si esta respuesta fuera adecuada, debe rechazarse siempre que no excluya la comprensión más amplia.
- En segundo lugar, podemos responder que la relación del versículo 21 con los versículos 22-33 es que el versículo 21 establece un principio general antes de que Pablo pasara a los roles específicos de esposos y esposas, padres e hijos, amos y esclavos, de modo que lo específico sea considerado a la luz de lo general. Desde este punto de vista, Pablo recuerda y ordena a la iglesia su mutua sumisión en el Cuerpo de Cristo antes de escribir las responsabilidades específicas que cada uno debe tener en cada situación particular. Esto parece estar más en línea con nuestro contexto sobre las exhortaciones de Pablo y Pedro dadas en Filipenses 2:3 y 1 Pedro 5:5. 1 Pedro 5: 5 insta diciendo, "y todos, sumisos unos a otros (allelon)" inmediatamente después instó a los más jóvenes a estar sujetos a sus mayores o ancianos. Así, Pedro ordena a los ancianos entre "todos vosotros" a que sean humildes con los jóvenes al mismo tiempo que ordena a los jóvenes a someterse a ellos. Así como Pedro expresó ambos conceptos en un versículo (1 Pedro 5:5), así también Pablo ordena la misma sumisión mutua en el versículo 21 de Efesios, seguida por los mandatos específicos de las esposas hacia los esposos, versículos 22 en adelante. Por lo cual, Pablo ordena a todos los cristianos, hombres y mujeres, a que sean sumisos unos a otros antes de instruir a las esposas en su responsabilidad particular hacia sus esposos en la relación matrimonial. Esto pone la sumisión específica y unidireccional en el contexto de la sumisión mutua general, describiendo deberes, roles y responsabilidades específicas al concepto general ordenado por Dios dado a la iglesia sobre la sumisión mutua.
Se ha argumentado que el mandato dado a los maridos de amar a sus esposas no es más que otra forma de ordenar a los maridos a que se sometan mutuamente. Pero incluso si ese fuera el caso, Pablo todavía ordena que el esposo sea "la cabeza" de la esposa y, por lo tanto, a quien ella debe someterse en todo (versículos 22-24). Por lo tanto, inferimos que este texto no solo enseña la "sumisión mutua" en lugar de la sumisión específica de las esposas a los esposos en el contexto general de la sumisión mutua, la sumisión mutua a la que todos los cristianos están llamados a aceptar. Así que eso descarta los roles y relaciones específicos y diferentes a los cuales los esposos y las esposas están obligados o llamados a observar en esos versículos dirigidos a ellos.
- Sumisión y Liderazgo:
Efesios 5:22-30 se dirige principalmente a las esposas y a los esposos, junto con el resumen final del versículo 33. En nuestro contexto, Pablo enfatiza tres conceptos principales:
- El papel que cada uno tiene (sumisión, liderazgo).
- La actitud que cada uno debe tener para cumplir con su rol (amor, respeto), y
- La analogía del matrimonio con la relación de Cristo y Su iglesia.
- Los roles de las esposas y los esposos:
Efesios 5:22, Tito 2:5 y 1 Pedro 3:1, 5 exhortan a las esposas a estar sujetas (sumisas) a "sus propios" (idiois) esposos. El verbo operativo "estar sujetos a" o "someterse a" (hupotasso) también se encuentra en el versículo 24, donde Pablo insta a las esposas a someterse "a sus maridos en todo" "como la iglesia se sujeta a Cristo." Esta es la esencia de la amonestación de Pablo a las esposas, ya que Colosenses 3:18 es la totalidad de su mandato o cargo. "Casadas, estad sujetas (hupotasso) a vuestros maridos, como conviene en el Señor." Además, este mandato dado a la mujer de someterse a su marido es la enseñanza universal del Nuevo Testamento. Cada Escritura que trata de la relación de la mujer con su marido le manda a ella a "someterse a" él, usando este mismo verbo (hupotasso, Efesios 5:22; Col. 3:18; 1 Pedro 3:1; Tito 2:4). El significado de hupotasso se usa consistentemente para ordenar a las esposas con el mismo cargo o mandato dado en el versículo 21, tal mandato es la sumisión en el sentido de ceder voluntariamente en amor. Debemos enfatizar que Jesús nunca ordena a los esposos a que se subordinen sus esposas, es decir, que se sujeten a ellas. Asi que, se les ha mandado a las esposas a que estén sujetas a sus maridos sin ninguna sugerencia de inferioridad o superioridad. Pedro aclara esto en 1 Pedro 3:1ss cuando ordena que los esposos deben tratar a sus esposas con respeto como a la compañera más débil y como a heredero con ellas de la gracia de la vida para que sus oraciones no sean estorbadas.
- La naturaleza de la sumisión de la esposa:
La sumisión de una esposa, como lo ordena Dios, tiene cuatro conceptos clave:
- "A vuestros propios maridos.".
- "Como al Señor" (ambos conceptos se encuentran en el versículo 22, cf. Col. 3:18 ).
- “Porque el marido es la cabeza de la mujer” (versículo 23) y
- "Así como Cristo es la cabeza de la iglesia" (versículo 24) .
El esposo y la esposa tienen diferentes responsabilidades que las que tienen un predicador y su esposa, o un anciano y su esposa. Por consiguiente, esas responsabilidades serán diferentes de las distintas responsabilidades de hombres y mujeres, por ejemplo, en los negocios, recreo, el gobierno, la comunidad, el noviazgo, el compromiso, etc. Asimismo, en 1 Tim. 2:11, 12 y 1 Cor. 14:34, Pablo ordena que las mujeres no asuman el papel de liderazgo en la iglesia sino que se sometan al liderazgo de los hombres. Pero aquí en nuestro texto, Pablo ordena a cada esposa a que se someta a la dirección o liderazgo de su propio marido. La sumisión de una esposa a su esposo es esa disposición de ceder a la autoridad de su esposo para seguir su liderazgo. Debo enfatizar que aunque Dios le ha dado el liderazgo al esposo, él jamás debe abusar de él. El esposo no reemplaza a Cristo como la autoridad suprema de la mujer. ¡Una esposa nunca debe seguir el liderazgo de su esposo hacia el pecado! Ella no debe robar, emborracharse o disfrutar la pornografía con él o seguirlo en otros planes engañosos. Pero si incluso ella tuviera que estar en contra de su esposo por su actitud pecaminosa y poder seguirle fiel a Cristo, ella todavía puede permanecer con un espíritu de sumisión, una disposición a ceder. Ella puede mostrar una actitud piadosa y comportamiento al no resistir la voluntad del esposo porque ella desea que él se arrepienta y dirija con rectitud para que su disposición de honrarlo como la cabeza traiga armonía en el matrimonio.
- La naturaleza del liderazgo del esposo:
En Efesios 5:23, Pablo manda a las esposas a someterse a sus maridos, diciendo: “Porque (porque”, hoti) el marido es la cabeza (kephale) de la mujer.” Así que es evidente que la palabra cabeza (kephale) implica autoridad. ¡Pero no todos están de acuerdo! Algunos dicen que significa "fuente." Cristo es la cabeza de la iglesia como la autoridad sobre ella ya que el siguiente versículo habla de la iglesia sujeta a Él. Así que los dos conceptos se explican mutuamente. Es decir, la iglesia se somete a la autoridad de Cristo, porque Él es la cabeza o autoridad sobre ella. Sigue las dos referencias previas acerca de Él como la cabeza donde Su autoridad está presente. En Efesios 1:22, Pablo declara que Cristo es la cabeza sobre "todo" y que Dios "ha puesto todas las cosas bajo (hupotasso) Sus pies." En Efesios 4:15, Cristo ha sido designado como la cabeza de la iglesia, Su cuerpo, y es Su autoridad y poder lo que causa el crecimiento del cuerpo para la edificación de sí misma en amor. Entonces, cuando uno compara el liderazgo del esposo sobre la esposa con el liderazgo de Cristo sobre la iglesia, Pablo está usando el término kephale para el esposo como lo hace para Cristo, es decir, como alguien que tiene la autoridad y es el líder. Vemos que el liderazgo se establece en 1 Cor. 11:1ss donde Pablo relaciona el liderazgo del varón sobre la mujer con el de Cristo sobre todo varón y el de Dios sobre Cristo. En este contexto, Pablo cita Génesis 2:21-24 para señalar el orden de la creación del hombre y la mujer para enfatizar que la mujer fue creada para ayudar al hombre, no al revés. Pablo enfatiza que Dios ha establecido al hombre como cabeza sobre la mujer por medio de esta acción e intención divina (1 Cor. 11:8-9). Así Pablo afirma que el liderazgo masculino es una asignación divina.
- El grado o extensión de la sumisión de la esposa:
Pablo concluye el mandato a las esposas de sumisión en Ef. 5:22-24, instruyendo a las esposas a someterse a sus maridos "en todo" (en panti). Significa que su sumisión debe abarcar todos los aspectos de la vida. Seguramente elimina el malentendido que algunos tienen acerca de lo que Pablo está hablando directamente sobre la sumisión en la relación íntima de esposa y esposo o en algún otro ámbito estrecho. Según el decreto de Dios, los cónyuges son "una sola carne.'' Dios quiere que la pareja casada funcione junta bajo una cabeza, no como dos individuos autónomos viviendo juntos. Puesto que Dios se preocupa por esa unidad, nosotros también debemos preocuparnos por tal unidad. Dios espera que la esposa se someta a su esposo en todas las cosas con respeto en lugar de sofocar, degradar, humillar, subordinar o ridiculizar el liderazgo del esposo. ¿Significa eso que los esposos pueden gobernar a sus esposas con insensibilidad? ¡Por supuesto que no! Pablo descarta la idea de que deba enseñorearse de aquellos a quienes dirige (2 Corintios 1:24). Asimismo, Pedro insiste en que los ancianos no se enseñoreen de sus subordinados (1 Pedro 5:3).
Con las palabras "someterse a" y "cabeza," Pablo establece los roles fundamentales de las esposas y los esposos, respectivamente. Dios estableció esos roles en la Creación. Tienen como su analogía los roles de Cristo y Su iglesia. Pablo siempre se dirigió a los que estaban bajo autoridad antes que a los que estaban en autoridad: esposas antes que esposos, hijos antes que padres, siervos antes que amos (Ef .5:22-6:9; Col. 3:18-4:1). Pablo ordena a los que tienen autoridad a que la ejerzan con amor y respeto hacia los que están bajo su autoridad. Pablo se dirige a los esposos a que amen a sus esposas... (Ef. 5:25; Col. 3:19). Es el deber del esposo hacia su esposa. Pablo no les dice a los maridos: "¡Sé la cabeza de tu mujer!" En cambio, les ordena dos veces a que amen a sus esposas (versículos 25 y 28).
"Maridos, amad a vuestras mujeres,", y "los maridos deben amar a sus mujeres como a sus propios cuerpos."
- Debe preocuparse por el beneficio y el bienestar del otro para que su vida en común sea armoniosa (versículos 26-27).
- Pablo ordena al marido a que ame a su mujer así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella... (versículo 25).
- Así manda Dios que el marido ejerza su liderazgo en todo como cabeza sobre su mujer. Debe amarla "así como" (kathos) Cristo amó a la iglesia.
- Así como la iglesia, al someterse a Cristo, es modelo de la esposa al someterse a su cabeza (versículos 23, 24).
- Así que Cristo es el modelo para el esposo de amar a su esposa.
- Este carácter y descripción se ve en las palabras "y se entregó a sí mismo por ella" (versículo 25). Pablo enfatiza que Cristo se entregó a sí mismo por la iglesia, versículos 26, 27 "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. "
- El marido que ama a su mujer, a sí mismo se ama, versículo 28b , porque son una sola carne. El esposo debe alimentar y cuidar su propia carne, versículo 29 .
- Él la cuida y la nutre en cada situación de su vida, porque ella es la amada. Pablo le ordena al esposo a que no sea duro con ella. “Nadie aborreció jamás a su propio cuerpo” ( Efesios 5:29).
- El liderazgo del esposo sobre su esposa no debe ser negativo, dañino, opresivo o retrógrado.
- En cambio, debe ser un liderazgo de amor en el cual el marido se da a sí mismo para el bien de su esposa, alimentando y cuidando, a su amada quien, como su igual, se somete voluntariamente a su liderazgo o dirección.
Dado que el liderazgo del esposo está establecido por Dios, el esposo debe cumplir ese papel como siervo digno de Dios. El liderazgo que se le da en ese papel expresa la autoridad de Dios en el matrimonio. Por lo tanto, a la esposa se le ordena a someterse a su esposo "como al Señor" (Efesios 5:22). "Como" indica la manera de su sumisión. "Como al Señor" expresa la sumisión piadosa que los cristianos rinden al Señor. En 1 Pedro 3:6, Pedro elogia a Sara por llamar a Abraham "señor." Como evidencia de su sumisión a su esposo, Sara "obedeció a Abraham." La última exhortación dada a las esposas se encuentra en Efesios 5:33, "... y la mujer respete a su marido."
- A la esposa se le ordena respetar a su esposo.
- Ella debe tratar el liderazgo de su esposo con respeto y sumisión.
- Ella debe entregar su sumisión de una manera similar a la de la sumisión de la iglesia a Cristo. Es decir, una sumisión genuinamente respetuosa, porque debe ceder voluntariamente de corazón.
- Cuando una esposa respeta a su esposo y el liderazgo de él, implica que su sumisión involucra no solo lo que hace, sino también su actitud al hacerlo.
- Ella respeta a su esposo y su liderazgo al aceptar con un corazón humilde, bueno y grato el papel que Dios le ha asignado de cumplir con la gracia que Dios le ha dado.
- Lo que no Significa Sumisión:
"Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, 2 considerando vuestra conducta casta y respetuosa. 3 Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, 4 sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. 5 Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; 6 como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza." (1 Pedro 3:1-7)
1 Pedro 3:1-7 es una excelente Escritura para entender el plan divino de Dios para el matrimonio. En nuestro texto, Pedro describe las responsabilidades complementarias de esposos y esposas para proteger la relación marital contra los abusos comunes.
Dado que hoy en día hay tantos malentendidos acerca de lo que la Biblia implica acerca de la sumisión y el mandamiento de que las esposas se "sujeten" a sus esposos, 1 Pedro 3:1-7 es un pasaje crucial para ayudarnos a corregir tales malas interpretaciones y prácticas. Nuestro texto no sólo ordena a las esposas a que se "sujeten" a sus maridos, sino que también nos da varias indicaciones de lo que no significa tal sumisión.
- La sumisión no significa poner al esposo en el lugar de Cristo:
Debemos subrayar que Cristo tiene la prioridad sobre todo, es decir, toda lealtad humana. 1 Pedro 2:13 comienza diciendo: "Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior." A los cristianos se nos insta a mirar a Cristo, seguir su ejemplo, andando en sus pisadas ( 1 Pedro 2:21).
En 1 Pedro 3:1-7, Pedro está hablando directamente a las esposas, no a los esposos. Se espera que la esposa escuche, medite, comprenda y responda a la Palabra de Dios. Nuestro texto también se dirige a aquellas esposas cristianas que están casadas con esposos no creyentes. A las esposas se les ordena a "Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, 2 considerando vuestra conducta casta y respetuosa." La esposa cristiana temerosa de Dios elige honrar a Cristo cuando se somete a su esposo, incluso cuando él no es cristiano. Su comportamiento respetuoso y el temor de Dios son de suprema importancia en su vida.
- La sumisión no significa que una esposa deba renunciar a su labor y esfuerzo de influenciar y guiar a su esposo:
Una esposa cristiana piadosa debe tratar de influir en su esposo el temor de Dios para que se vuelva cristiano, un seguidor de Cristo. La Palabra de Dios nos anima a hacer esto.
- La sumisión no significa que una esposa debe ceder a todas las demandas que hace el esposo:
Si un esposo le dice a su esposa que deje de ser cristiana y sea como él, ella humildemente tendrá que decir que no, pues debe seguir y responder a una autoridad mucho más alta, que es Dios.
- Si él le pide que robe, mienta o haga algo contrario a la voluntad de Dios y a los principios de la justicia, ella debe rehusar y cumplir el mandato que le ha sido dado de mantener un comportamiento excelente y ejemplar entre los gentiles, es decir, los que no son creyentes (1 Pedro 2:12).
- Además, la palabra "hagnos," que es "casta," significa puro, libre de corrupción moral. Es un recordatorio hacia el mandato de Dios para ella de que nunca debe ir tan lejos como para desobedecer la voluntad de Dios y sus principios de justicia.
- Y aunque debe ser sumisa a su esposo, eso no significa que vaya a desobedecer a Dios para agradar a su esposo, porque eso sería pecado. Ella todavía debe hacer la voluntad de Dios por causa del Señor (2:13).
- La sumisión no se basa en una menor inteligencia o competencia:
La verdad es que un hijo temeroso de Dios que está casado con un no creyente, no cristiano, tiene más conocimiento y sabiduría espiritual que él. Ella conoce la Verdad y la sigue, algo que su esposo no creyente no comprende. ¡Eso hace una gran diferencia!
- Sumisión no significa ser temeroso o tímido:
Pedro instruye a las esposas dieciendo, "sin temer ninguna amenaza." (versículo 6) Cuando el Señor dice que ella es "el vaso más frágil" (versículo 7), no quiere decir que le falte fuerza interior o valor ante el peligro o la amenaza.
- La sumisión no es incompatible con la igualdad en Cristo:
La sumisión con respecto a la autoridad es siempre consistente con la igualdad en importancia, dignidad y honra. Jesús demostró esto cuando se sujetó a sus padres y a Dios el Padre. A los cristianos se les ordena a estar sujetos a las autoridades gubernamentales y a los amos incrédulos, aunque seamos muy honrados delante de los ojos de Dios. Por lo tanto, el mandato de Dios a las esposas de estar sujetas a sus maridos nunca debe interpretarse como una sugerencia de que ella es espiritualmente inferior como persona o de menor importancia. De hecho, Pedro afirma que las esposas son "coherederas con vosotros de la gracia de la vida" ( versículo 7 ). Es crucial prestar atención a la relación entre este pasaje y Gálatas 3:28-29.
"Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. 29 Y si sois de Cristo, entonces sois descendencia de Abraham, herederos según la promesa."
Esta Escritura a menudo se usa mal como si estuviera en contra de la sumisión, para descartar cualquier mandato de sumisión dentro del matrimonio. Algunos abusan del término "no hay hombre ni mujer" (versículo 28). Pero en 1 Pedro 3:1-7, vemos que el patrón apostólico no contradice el mandato dado a las esposas de someterse a sus maridos (versículo 1). También notamos la declaración explícita de que los esposos y las esposas son coherederos de la gracia de la vida (versículo 7), porque todos somos uno en Cristo Jesús. Y aunque todos somos uno en Cristo, no es incompatible con la sumisión femenina y el liderazgo masculino en el matrimonio. La sumisión en papel e igualdad en dignidad e importancia están lado a lado como el patrón diseñado por Dios. De hecho, hay un armonioso paralelo entre Gálatas 3:28-29 y 1 Pedro 3:1-7 acerca de ser la "simiente de Abraham, herederas según la promesa" (Gálatas 3:29) en comparación con ser hijas de Sara en 1 Pedro 3:6. Así, la sumisión de una esposa a su esposo es más como la sumisión de Cristo a Dios el Padre (1 Cor. 15:28). El tipo de sumisión del uno al otro quien es igual en importancia y esencia.
- La sumisión no es aceptar el abuso físico , sino más bien es sumisión al esposo como al Señor Jesús:
En Efesios 5:21-33, Dios nos manda a someternos unos a otros, es decir, someternos en vez de exigir nuestra propia manera . El amor debe ser lo que gobierne nuestros hogares, para que podamos preferirnos unos a otros.
- La sumisión no significa que la esposa sea inferior. La sumisión no es degradante.
- No es un signo de debilidad.
- De hecho, la sumisión es un signo de fortaleza.
- La sumisión requiere mucha fuerza y carácter.
- La sumisión es ese espíritu de mansedumbre y respeto que una esposa tiene hacia su esposo.
- Además, es una actitud del corazón que esté dispuesta a ayudarse mutuamente para vivir juntos una vida más satisfactoria, fructífera, feliz y pacífica.
- Los problemas y desacuerdos entre esposo y esposa son inevitables, pero eso no implica que la esposa tenga el permiso de pecar y tomar cartas en el asunto con sus propias manos.
- ¡Prestemos atención aquí!
- Cuando una esposa tiene la actitud correcta de un corazón sumiso, es decir un corazón de respeto hacia su esposo, es más probable que cualquier problema o conflicto en el matrimonio se resuelva armoniosamente.
- Tal corazón no deja lugar para disputas desagradables, amargura y resentimiento.
- Qué Significa Sumisión En Verdad:
La verdadera sumisión es la cualidad interna de mansedumbre que afirma el liderazgo del esposo. La expresión "Sed sumisas a vuestros maridos" significa que una esposa se someterá voluntariamente a la autoridad y liderazgo de su marido en la relación matrimonial.
- La sumisión elige afirmar al marido como el líder o la cabeza dentro de los límites de la obediencia a Cristo.
- Involucra un comportamiento que desea honrarlo como el líder incluso cuando la esposa no está de acuerdo.
- Es una actitud que va mucho más allá de la mera obediencia, porque es la voluntad de la esposa de obedecer la autoridad de su esposo (versículos 5-6) como Dios lo ordena.
- El apóstol Pedro ilustra a una esposa sumisa a su propio esposo usando el ejemplo de Sara, que "obedeció a Abraham."
- Así demuestra que la obediencia (hypakouo ) es la razón por la cual Sara fue sumisa (hupotasso, la misma palabra que es usada en el versículo 1).
- Este tipo de sumisión es una afirmación respetuosa, porque Sara obedeció a Abraham "y lo llamó señor" (maestro, versículo 6).
- La sumisión es la belleza que la acompaña.
- Es la belleza de “un espíritu afable y apacible, que es de gran valor delante de Dios" (versículo 4).
- El adjetivo afable (praus) sólo aparece otras tres veces en el Nuevo Testamento, refiriéndose dos veces a Cristo (Mat. 11:29; 21:5; 5:5).
- Su sustantivo relacionado se traduce como "amabilidad" o "mansedumbre," y se usa con más frecuencia (Gálatas 5:23; 6:1; Santiago 3:13, etc.).
- Un espíritu afable y tranquilo no insiste en sus propios derechos.
- No es agresivo y egoístamente asertivo.
- No exige su propia voluntad.
- Un espíritu tan afable y apacible es hermoso delante de los ojos de la gente, incluso delante de los esposos incrédulos (versículos 1-2).
- Es de gran valor delante de los ojos de Dios. ¿Por qué? Porque tal espíritu es el producto de una confianza tranquila y continua en Dios para suplir las propias necesidades. Dios se deleita cuando confiamos en Él (cf. 1 Pedro 1:5, 7-9, 21; 2:6-7. 23: 5:7).
- La sumisión va acompañada de las actitudes internas del corazón.
- La fuente de belleza de una mujer debe ser el yo interior, su corazón (versículo 4). Es su personalidad interior. Aunque no es visible en sí mismo, se da a conocer por sus palabras y acciones que revelan sus actitudes internas, las del corazón interno.
- La palabra "incorruptible" es el adjetivo griego "aphartos" que el Nuevo Testamento siempre usa para hablar de cosas celestiales, verdaderas que no están sujetas al envejecimiento o a la descomposición. Son aquellas cosas que no se desvanecerán con el paso de este mundo presente.
- Un espíritu afable y apacible es la belleza que dura por la eternidad, en contraste con la belleza temporal de las joyas o la ropa, ¡la belleza externa!
- La sumisión implica obediencia como la de Sara:
Viviendo en un mundo donde gobierna el feminismo, muchos han intentado ignorar o rechazar la instrucción dada a las esposas de imitar la obediencia de Sara hacia Abraham, que Pedro usa como ejemplo de las "mujeres santas del pasado que pusieron su esperanza en Dios" (versículo 5). Pedro usa a Sara como un ejemplo positivo para demostrar lo que deben hacer las mujeres, es decir, comportarse como Sara, que "obedeció a Abraham" (versículo 6).
- La sumisión reconoce una autoridad que no es totalmente mutua:
Aunque Pedro se refiere explícitamente a las esposas en nuestro texto, hoy en día muchos se oponen a cualquier tipo de sumisión que se requiera de las esposas y no de los esposos. Para anular la validez del mandato de Dios que ordena a que las esposas estén sujetas a la autoridad de sus maridos, las llamadas "feministas evangélicas" frecuentemente hablan de "sumisión mutua" dentro de la relación matrimonial. ¡Es triste, pero he escuchado a muchos hermanos hablar de esta manera! La frase en sí misma puede ser un poco ambigua, ya que puede significar varias cosas diferentes. Sin embargo, nuestra frase simplemente significa que los esposos y las esposas deben ser considerados el uno con el otro y poner los intereses y preferencias del otro antes que los suyos propios. El concepto de la consideración y el respeto mutuo son totalmente compatibles con las enseñanzas del Nuevo Testamento sobre el rol de liderazgo único del esposo y la responsabilidad única de la esposa de someterse a la autoridad o liderazgo de su esposo. Y aunque la palabra "sumisión" es bastante inusual en nuestro mundo feminista actual y también es menospreciada, es más fácil suponer que se refiera de alguna manera a la "sumisión mutua" en la relación matrimonial. No niego de que pueda haber una posibilidad de "sumisión mutua" en algunos sentidos en el matrimonio pero no en todos los aspectos. ¿Por qué? Porque la esposa aún debe someterse a la autoridad y liderazgo de su esposo de una manera que el esposo no tenga que someterse a su esposa. ¡Y no debe someterse a la autoridad o liderazgo de su esposa! ¡Punto! ¡Dios le ha dado al esposo un liderazgo único en la familia que él no debe abdicar o rechazar!
- Primero, ignoran y rechazan deliberadamente el mandato dado a las esposas en el Nuevo Testamento de someterse a sus maridos. Este mandato nunca se invierte. ¿Por qué? Simplemente porque la Palabra de Dios nunca ordenó a los esposos a someterse a sus esposas. ¡Punto! El mandato de que un esposo debe someterse a su esposa habría sido bastante inusual o extraño en esa cultura dominada meramente por hombres. Y si, de hecho, los escritores del Nuevo Testamento hubieran pensado de que un matrimonio cristiano exige que los esposos deban someterse a sus esposas, seguramente tendrían que especificarlo y dejarlo claro en sus escritos inspirados por el Espíritu Santo. De lo contrario, ningún cristiano primitivo habría sabido lo que se les exigía. Es sorprendente y asombroso que estas feministas evangélicas puedan encontrar este mandato en el Nuevo Testamento cuando nunca fue hecho, excepto en Efesios 5:21, del cual abusan como se les da la gana y lo aplican fuera de su contexto. No hay que andarse con rodeos acerca de Efesios 5:21 ya que Pablo explicó explícitamente lo que significaba: las esposas deben estar sujetas a la autoridad de sus maridos (versículos 22-24), los hijos a los padres (6:1-3) y los siervos a los amos (6:4-8). Evidentemente, en cada uno de estos casos, Pablo da instrucciones a aquellos que tienen autoridad a cómo deben comportarse, con amor, consideración y, por supuesto, con rectitud (Efesios 5:25-33; 6:4, 9). Pablo nunca les dijo a los esposos a que se sometieran a sus esposas, hijos o sirvientes, respectivamente. ¡Punto!
- Las feministas evangélicas toman una segunda posición ilegítima en cuanto a la interpretación de la Biblia cuando cambian el significado de la palabra "hupotasso" ("someterse a", "estar sujeto a"). Tuercen y torturan la palabra para que signifique lo que ellas quieren que diga. Por supuesto, es un significado o interpretación falso que no se requiere ni se ordena en ninguna parte de las Escrituras. Una definición torcida como "sed considerados; actuad con amor" (el uno hacia el otro), sin ningún sentido de obediencia a una autoridad." ¡Qué vergonzosa forma de distorsionar la autoridad de las Escrituras! A los maridos no se les ordena a estar sujetos a sus mujeres, ni el gobierno a los ciudadanos, ni tampoco a que los amos estén sujetos a los siervos, etc. "hupotasso" (pasiva) es "sé obediente."
Entonces, ¿qué significa la palabra "así mismo" en el versículo uno? Algunos, por supuesto, se han opuesto a la enseñanza de Pedro, alegando que Pedro está viendo a las esposas en la misma categoría que las siervas, diciendo que las esposas deben comportarse con sus maridos como los sirvientes se comportan con sus amos. Pero esta es una mala interpretación de las palabras de Pedro. ¿Por qué? Porque la palabra "así mismo" (homoios) generalmente significa "de manera similar." Pero el grado de similitud puede variar mucho (cf. Lucas 10:32, 37, 16:25; 1 Corintios 7:22; Santiago 2:25). La frase "así mismo" aquí podría significar:
- Similar al ejemplo de Cristo (2:21-25),.
- Similar a cómo los sirvientes deben ser sumisos (2:18).
- Una tercera posibilidad podría ser que homoios simplemente significa "también." introduciendo un nuevo tema en la misma discusión con relación a la autoridad, sin implicar similitud de comportamiento o conducta.
El apóstol Pedro usó los ejemplos de la vida de mujeres santas que esperaban en Dios para ilustrar el concepto de la sumisión. Aunque mencionó específicamente a Sara en el versículo 6 de 1 Pedro 3 , el plural "mujeres" se refiere a mujeres piadosas y temerosas de Dios en general en el Antiguo Testamento. Aquellas santas mujeres que esperaban en Dios solían adornarse "como" o "así" (houtos, "así."refiriéndose a adornando con un espíritu apacible y tranquilo ). La palabra "adornar" (kosmeo) es el verbo relacionado con el sustantivo "adornar" en el versículo 3 . Su tiempo perfecto indica una acción continua o repetida en otro tiempo en el pasado, "Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos.” Estas mujeres santas se "adornaban repetida o continuamente" de esta manera. "Estaban sujetas a sus maridos" o "Estando sujetas a sus maridos" (versículo 5) nos trae de vuelta al tema de los versículos 1-2 para indicar la relación entre tal sumisión y la belleza interior de los versículos 3-4. La confianza silenciosa de una mujer en Dios produce la belleza imperecedera de un espíritu afable y apacible. También le hace a ella más fácil el someterse a la autoridad de su marido sin temor a que sea perjudicial para su bienestar o a su persona.
- Abrahán y Sara:
Hay una pareja casada de la cual la Biblia habla más que cualquier otra, Abraham y Sara . Eran descendientes del hijo de Noé, Sem. Eran de mucho favor delante de los ojos de Dios. Dios les habló con regularidad. Considere lo que Dios dijo acerca de ellos:
"Y haré de ti una gran nación, y te bendeciré y engrandeceré tu nombre para que seas una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y al que te deshonre maldeciré, y en ti serán benditas las familias de la tierra" (Génesis 12:2-3).
Esta pareja en particular estuvo felizmente casada durante muchos años. Dios los bendijo y les dio mucha prosperidad. Prometió bendecir grandemente a todos sus descendientes. Note cuán fuertemente describe Dios a Sara en las Escrituras del Nuevo Testamento como la esposa modelo que debemos seguir:
"Porque así se adornaban las santas mujeres que esperaban en Dios, sujetándose a sus propios maridos, como Sara obedecía a Abraham, llamándolo señor, y vosotros sois sus hijos, si hacéis el bien y no teméis nada que es espantoso" (I Pedro 3:1-6).
Este texto debe ser de gran importancia para las esposas a la hora de la sumisión. Instruye a las esposas a someterse voluntariamente a sus maridos. Irónicamente, este es un mandato no muy popular y controvertido en nuestra cultura actual. Note que aunque él escribe, "mujeres santas que esperaban en Dios" (en el versículo 5), Sara es la única nombrada. Somos llamadas hijas de Sara si hacemos bien (lo que es correcto o bueno en otras traducciones). Lo "correcto o recto" por lo que fue elogiada fue el someterse a Abraham su esposo, tratándolo con respeto y honra sin ser intimidada o tener temor. Sara llamó a su esposo, "señor." No hace mucho tiempo que en nuestra cultura las mujeres piadosas llamaban a sus maridos "señor." Señor y Señora títulos similares a Don y Doña. Eran títulos nobles que reflejaban actitudes de nobleza las cuales nuestros antepasados entendían muy bien. Eran un reconocimiento del orden de la autoridad, y fueron enseñados por el ejemplo de Abraham y Sara. ¡El hecho de que hayamos perdido esa costumbre debería alarmarnos!
Tomemos un momento y consideremos la gran historia de esta santa mujer:
Ella se nos presenta por primera vez como "Sarai" en Génesis 12 . Ella era la esposa y media hermana de Abram. Aunque tenían el mismo padre, tenían diferentes madres. Era común en esos días casarse con aquellos que estaban estrechamente relacionados. No estaba prohibido durante la Era Patriarcal . Más tarde en la Ley de Moisés, Dios lo prohibió. Esta pareja dejó su hogar en Harán y se fueron a vivir a Canaán, siendo esta la tierra que Dios les había prometido darles. Poco después de llegar a Canaán, una escasez o carestía golpeó la tierra y Dios les ordenó a ambos a que fueran a Egipto. Aunque Sarah tenía 65 años, todavía era hermosa lo suficiente para llamar la atención de un hombre. Note lo que la Biblia nos dice:
“Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Sarai su mujer: He aquí, ahora conozco que eres mujer de hermoso aspecto; 12 y cuando te vean los egipcios, dirán: Su mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida. 13 Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti. 14 Y aconteció que cuando entró Abram en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era hermosa en gran manera. 15 También la vieron los príncipes de Faraón, y la alabaron delante de él; y fue llevada la mujer a casa de Faraón" (Génesis 12:11-15).
El pueblo egipcio estaba bajo el control de un sistema totalitario en el que el Faraón era reconocido como el señor superior de la tierra. Lo que esto significa es que tenía un control absoluto y completo sobre todos y todo lo que existia en su reino. Su palabra era literalmente la ley de la tierra. El Faraón tenía todo el derecho y el poder, bajo su sistema de ley escrito, para matar a cualquiera que quisiera por cualquier razón. No era raro que hombres con tal poder tomarán a cualquier mujer hermosa que desearan y mataran a su esposo. ¡Esto es horrible! Así que no era irrazonable que Abram esperara que su esposa, Sarai, fuera llevada a la casa de Faraón. La única forma de evitar el peligro era el de no ir a Egipto, pero Dios le ordenó que fuera allá.
"E hizo bien a Abram por causa de ella; y él tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos, criadas, asnas y camellos. 17 Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram. 18 Entonces Faraón llamó a Abram, y le dijo: ¿Qué es esto que has hecho conmigo? ¿Por qué no me declaraste que era tu mujer? 19 ¿Por qué dijiste: Es mi hermana, poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer? Ahora, pues, he aquí tu mujer; tómala, y vete. 20 Entonces Faraón dio orden a su gente acerca de Abram; y le acompañaron, y a su mujer, con todo lo que tenía" (Génesis 12:16-20).
A veces es difícil confiar en el Señor. Es innegable que si Abram hubiera resistido al Faraón, el rey podría haber tratado de matarlo. Imagínense si Abraham hubiera sido matado por ser el esposo de Sara. ¿No cree que su situación hubiera sido peor? Recuerde lo que le dijo a ella en Génesis 12:13,
"Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti."
De hecho, las mujeres en nuestra cultura no están de acuerdo sobre el verdadero significado de la sumisión. No hay nada que enoje más a las feministas que la idea de que una mujer se someta voluntariamente a su marido; eso es, estar bajo la autoridad de un hombre. ¡Es indignante para las mujeres feministas! Incluso para muchas mujeres cristianas, la idea de que las esposas se sometan a sus maridos no es muy agradable ni aceptable.
Algunas feministas evangélicas se atreven a decir que lo que Efesios 5 ordena a las mujeres es que no traten de gobernar a los maridos sino que compartan el mismo estatus con ellos, diciéndoles a los hombres que hagan lo mismo. Pero la buena noticia es que esto no es lo que Efesios 5 nos ordena hacer. Pablo está enseñando a estas mujeres de Éfeso a corregir sus prácticas e impulsos pecaminosos en la relación con sus maridos. En ningún momento el apóstol Pablo está diciendo que dejemos de reconocer las distinciones de género o que compartamos el papel de liderazgo por igual en el hogar y la iglesia. Más bien, Pablo está diciendo,
"Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor" y "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella."
Desde el principio, la intención de Dios fue de que las mujeres se sometieran al liderazgo masculino en el hogar. Pero Dios también quiso que los hombres guiarán a sus esposas con amor, honor y respeto, poniendo las necesidades de ella por encima de las de él, ya que ella es un vaso más frágil. La sumisión y el temor de Dios van mano a mano. El temor de Dios es fundamental para la sumisión y es su principio más importante. La sumisión cede voluntariamente en amor. Cuando colocamos Génesis 1-3 al lado de Efesios 5, vemos que la Palabra de Dios no está enseñando que los roles de género son el resultado de la caída sino más bien Su diseño desde el principio. Cristo no vino a eliminar las distinciones de género sino más bien El vino a repararlos y a restaurarlos para que puedan funcionar de tal manera que revelen Su gloria. Por lo tanto, las esposas deben someterse a sus maridos, no por la fuerza, sino voluntariamente en lugar de tomar todos los asuntos con sus propias manos tanto en el hogar como en la iglesia. Luego, por supuesto, los esposos deben amar a sus esposas, guiandolas con Gracia. El matrimonio se trata de dos relaciones y dos personas, nuestra relación con Dios y nuestra relación con nuestro esposo o esposa. A medida que nos acercamos más a Dios, nuestro deseo debe ser el de acercarnos también a nuestro esposo, amándolo más y tratándolo más amablemente, mostrándole más honra y respeto, siendo solidario y servicial, y dispuestas a ser desinteresadas.
Nuestra generación da habitualmente todo tipo de excusas. Nos hemos obligado a inventar todo tipo de excepciones en lo que respecta a la sumisión. ¡Simplemente no nos gusta! La sumisión va en contra de nuestra cultura moderna y atea. Para una mujer, hacer lo que su esposo cree que es mejor, o hacer lo que ella no quiere hacer, no es muy atractivo y agradable. De hecho, a muchos no les gusta que nadie les diga lo que deben hacer. ¡Es un hecho real y feo! Muchas mujeres quieren ser su propia jefa o autoridad y hacer lo que creen que es mejor. Desafortunadamente, esa es su naturaleza, pero no debería ser así. ¡Debemos agradar a Dios, haciendo Su voluntad y no la nuestra! ¡Me pregunto si la razón por la que nuestras mujeres pasan tanto tiempo resistiéndose al liderazgo de sus maridos es porque quieren aferrarse a un feminismo blanqueado! ¡Prestemos atención!
Francamente, la sumisión es difícil porque a todas nos han lavado el cerebro con una "visión feminista del mundo" de una forma u otra, pero debemos trabajar duro si queremos ser salvas. Debemos recordar que no es nuestra opinión lo que importa. ¡Es la opinión de Dios lo que importa y nada más! ¡La Biblia es muy clara acerca de que las esposas se sometan a sus esposos! ¡Dios ordena a las esposas a que lo hagan! Consideremos otras Escrituras además de I de Pedro 3 y Efesios 5:22-24 que nos exhortan a someternos a nuestros maridos y, de alguna manera, a toda autoridad masculina.
"Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor." (Colosenses 3:18)
"La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. 12 Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. mujer aprenda en silencio con toda sumisión." (I Timoteo 2:11-12 ).
Tengamos en cuenta que la sumisión de una mujer a Dios es el primer paso en su sumisión a su esposo. ¡Ella no debe resistir la voluntad de Dios, Sus mandamientos o dirección!
Cada mujer que conozco batalla con la sumisión. Es un hecho que todas somos feministas de corazón desde Eva. Queremos ser independientes. Así somos, pero no es así como Dios nos hizo.
- Los últimos serán los primeros.
- El más grande de todos es el servidor de todos.
- Si pierdemos nuestra vida, encontraremos nuestra vida.
- La sumisión es otra de estas paradojas.
“Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza." (Isaiah 30:15)
“He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen, Sobre los que esperan en su misericordia." (Salmo 33:18).
Creen que al estar sujetas a sus maridos, ellas pierden su valor e influencia. De hecho, la sumisión nos da una gran influencia (porque es una influencia legítima), nos eleva delante de los ojos de nuestros esposos, y da contentamiento y satisfacción a ambos. Nuestro motivo principal nunca debe ser el de manipular, sino el de someternos a nuestros esposos como al Señor. Esto es simplemente obedecer a Dios. ¿Por qué? Porque la sumisión es simplemente un acto de obediencia hacia Dios y su autoridad o gobierno. Así es como mostramos nuestra obediencia y esperanza en Él. Nada más. Nuestra sumisión hacia la voluntad de Dios nos permite hacer que todas las cosas funcionen para nuestro propio bien. Nuestra esperanza no está en nuestros esposos porque cometerán errores incluso cuando son maduros y piadosos. Nuestra esperanza debe estar en Dios porque Él es nuestro Gobernante Supremo. Él nunca comete errores. Él nunca nos falla.
Esto me lleva a las siguientes preguntas:
- ¿Es la sumisión un signo de fortaleza o debilidad?
- ¿En qué áreas, como esposas, necesitan volverse más sumisas a sus esposos? Por supuesto, primero debe someterse a Dios y a su autoridad.
- ¿Es difícil practicar y obedecer la sumisión en su caminar con Cristo?
- ¿Muestra su sumisión su fe en Dios?
Ahora tenemos aquí dos formas de acción:
- Primera forma de acción:
Una es el no preocuparse y hacer nada al respecto, haciendo que su esposo tenga que repetir la misma cosa hasta que se enoje. Puede que le diga: "¡Quiero que te levantes ahora mismo!" Esto, por supuesto, provocará que se sienta amargada y resentida.
Cuando una esposa se niega a someterse voluntariamente a su esposo, ella está en la posición de tener que obedecer. ¡La mayoría de nosotras las mujeres, odiamos esto! ¿Por qué? Simplemente porque no nos gusta que nos manden y nos digan lo que debemos hacer.
Entonces, ¿qué sucede cuando nos negamos a someternos? Nos encontramos en el papel de un niño: nos vemos obligadas a obedecer órdenes que van en contra de nuestra voluntad.
Sin embargo, es vital que no nos pongamos en esa posición. ¿Por qué?
Cuando nos negamos a cooperar con nuestros maridos, este tipo de comportamiento obliga a nuestros maridos a mandarnos a hacer lo que nos negamos a hacer voluntariamente. ¡Se convierte en una situación desagradable en el matrimonio! ¡Este rechazo de someternos voluntariamente debe evitarse! Es terrible para nuestros matrimonios y nuestros hogares.
Dicho esto, con respecto a la primera forma de acción, examinemos la segunda forma de acción. Es la manera correcta y piadosa de actuar de una mujer:
- La segunda forma de acción:
Comencemos con el mismo escenario: su esposo quiere que todos comiencen temprano con una lectura devocional de la Biblia. Y aunque no quiera cambiar el horario familiar de la forma en que su esposo está dirigiendo a todos, pero por su obediencia a la voluntad de Dios, sabiendo que debe someterse, enseguida comienza a pensar cómo seguir la instrucción de su esposo. Ahora fíjese en la parte más crítica de todo este escenario:
- La esposa, comienza a pensar en cómo seguir las instrucciones de su esposo sin vacilación ni resistencia.
- Aquí, la esposa no está en posición de hacer su voluntad contra la de su marido como en el primer caso.
- ¿Por qué? Porque ella simplemente se sometió a la voluntad de su marido.
- Ahora está en el asiento del conductor con su esposo.
- Ella está cooperando en lugar de resistirse.
- ¡Y esto es precisamente lo que se supone que deben hacer las esposas!
- La esposa está tratando al máximo de hacer lo que su esposo quiere o necesita que ella haga.
Mis preguntas son:
- ¿Está fallando a someterse a su esposo, y en qué áreas?
- ¿Qué puede hacer para estar de acuerdo con los deseos de su esposo?
- ¿Va a resistir y a rebelarse, o está dispuesta a hacer la voluntad de Dios sometiéndose a la dirección de su esposo?
- ¿Cómo podemos ayudar a nuestros esposos a dirigir mejor de acuerdo al plan divino de Dios?
Mi próxima pregunta, ¿y si el esposo no está gobernando bien? ¿Qué sucede si él no está dirigiendo de la mejor y correcta manera? Esto es realmente difícil de decidir o establecer para las esposas. Francamente, he conocido a algunas mujeres, hermanas en Cristo, que estaban seguras de ser más sabias y piadosas que sus maridos. Eran muy francas acerca de esto sin ninguna reserva. Para ser sincera, tenía mis dudas incluso cuando nunca había conocido a sus maridos. ¿Por qué? Porque para mí, parecían ser arrogantes. ¡Es pecado! Y necesitan arrepentirse de esto.
No voy a negar que algunas mujeres tienen más enfoque integral orientando a la familia que sus maridos. Por ejemplo, una esposa puede dedicarse a instruir a los niños en su educación o en la Biblia mientras el esposo está en el trabajo todo el día. Ella aprovecha al máximo su tiempo para el bienestar de sus hijos. Así es como ella está ayudando a su esposo como su ayuda idónea en el sentido bíblico de la palabra, no tomando el liderazgo del esposo en sus propias manos sino simplemente le está ayudando donde hay necesidad.
Entonces, mi próxima pregunta es: ¿Cómo podemos ayudar a nuestros esposos a hacer la voluntad de Dios? Aquí es donde las esposas deben comportarse de una manera piadosa y respetuosa, incluso cuando el esposo no está obedeciendo al Señor como debería. De hecho, una esposa está mandada a comportarse de una manera casta y respetuosa en todas las circunstancias de su vida. Una esposa puede pedir respetuosamente la opinión de su esposo sobre cualquier asunto, siempre y cuando lo haga de una manera justa y respetuosa. Por otro lado, cuando una esposa asume el liderazgo del esposo, indiscutiblemente ella está obstaculizando o impidiendo su liderazgo. Eventualmente, ella destruirá la confianza y la habilidad del esposo para dirigir. Sin duda, esto puede convertirse en "derribar su casa con sus propias manos.".
“La mujer sabia edifica su casa, pero la necia con sus propias manos la derriba” (Proverbios 14: ).
Usted podría estar pensando: "¡Bueno, ciertamente, soy yo la que tiene que tomar el liderazgo! ¡Mi esposo no muestra ninguna habilidad para dirigir!" Francamente, ¡eso no es verdad! El punto final es que el esposo es la cabeza de la esposa. ¡No hay otra manera! Dios le ha dado al esposo la posición de liderazgo. ¡Punto final! Incluso cuando parece que él no está dirigiendo, él sigue dirigiendo. Simplemente está dirigiendo mal. Aquí es donde se vuelve peligroso para la esposa que es dominante, de carácter fuerte, obstinada y muy segura de si misma, ya que tiende a empeorar las cosas para el esposo. ¡Será un desastre para el matrimonio y la familia! ¿Por qué? Porque cuando la esposa toma el control, el liderazgo y la dirección de su esposo son distorsionados y abusados. Esto no está dentro del orden creado por Dios. ¡Es una violación de Su Palabra!
Mi siguiente preguntas son:
- ¿Qué pasa si el esposo no es creyente o cristiano?
- ¿Se le ordena a la esposa a someterse a él?
- ¿Por qué no ir a la fuente de toda Verdad para buscar la respuesta a esta pregunta?
Consideremos lo que I Pedro 3 tiene que decir acerca de nuestra manera de comportarnos hacia los esposos no creyentes.
“Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros propios maridos, para que, aunque alguno de ellos sea desobediente a la palabra, sea ganado sin palabra por la conducta de sus mujeres, observando vuestra conducta casta y respetuosa" (1 Pedro 3:1-2).
Podemos ver claramente que la conducta casta y respetuosa de una esposa hacia su esposo, que no es creyente, puede ganarlo sin palabra; siendo esta la forma de acción correcta y piadosa, la estrategia correcta. Creo que esto se aplica a todos los esposos creyentes y no creyentes. Nuestro comportamiento casto y respetuoso no solo es correcto y piadoso, sino que también es la única forma por la cual podemos ganar el amor, respeto y confianza del esposo que lo anima a ser piadoso y santo.
Las mujeres creyentes y los hombres creyentes ciertamente saben que Dios creó los cielos y la tierra por Su Palabra hablada. Además, Él puede resucitar a los muertos. Dios puede transformar y regenerar el corazón del hombre. ¡Y no hay duda en mi corazón de que Dios puede cambiar el corazón de nuestros esposos de gloria en gloria! ¿Lo duda?
Entonces, ¿se encuentra usted manipulando a su esposo en lugar de ayudarlo a dirigir, confiando en que Dios refinará y cambiará el corazón de él para que pueda ser piadoso?
- ¿Por qué toman las mujeres todo asunto en sus propias manos?
No hay lugar a dudas de que una cosa que es vital para el proceso de aprendizaje de la sumisión es de nunca tomar cualquier asunto con nuestras propias manos. Incluso Sara, que nos ha sido dada como ejemplo de sumisión en 1 Pedro 3 fracasó en esta área de sumisión. Ella sufrió las consecuencias de tal fracaso. Volvamos atrás y leamos la historia en Génesis 15. Dios hizo un pacto con Abram en el que prometió que su descendencia sería tan innumerable como las estrellas en los cielos. Se nos dice que Abram creyó a Dios, "y le fue contado por justicia." Sin embargo, hubo un problema con esta promesa . Sarai era estéril. No había podido concebir incluso después de muchos años de matrimonio con Abram. Y siendo estéril, ¿cómo iba a tener tanta descendencia?
El fracaso de Sarai fue pensar que ella misma podría resolver el problema mandando a su esposo Abram a que se casara con su esclava. Ella pensó que podría tener hijos a través de Agar. En el Medio Oriente, esta era una práctica común. Al hacer que Agar, su esclava, concibiera por ella, el niño pertenecería legalmente a Sarai. Pensando que esta era la solución a su problema, le dio su esclava a Abram. Agar concibió un hijo. No hace falta decir que esta solución a su problema generó nada más que más problemas para Sarai. ¿Por qué? Porque Sarai comenzó a tratar a Agar con desprecio; ella fue despreciativa. Era evidente que había tensión y conflictos entre ambas. Luego, más tarde, cuando Agar dio a luz a su hijo, Ismael, Sarai se puso celosa y la trató a ella y al niño con dureza y desprecio. Ella le dijo a Abraham: "Echa a esta esclava con su hijo, porque el hijo de esta esclava no será heredero con mi hijo Isaac.' Y la cosa desagradó mucho a Abraham por causa de su hijo.” (Génesis 21:8-14). Hubo una contienda entre las dos mujeres y sus hijos. ¡Una contienda que ha perdurado por miles de años!
Aunque Sarai conocía el plan de Dios, ella tuvo problemas para creer y confiar en la promesa de Dios. Ella se engañó a sí misma, pensando que Dios iba a cumplir Su promesa hacia ella al tomar el asunto en sus propias manos. Su insistencia de que Abram llevará a cabo su plan es similar a lo que Eva le hizo a Adán en el Huerto del Edén.
"Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida." (Génesis 3:17)
Es indiscutible que estos dos esposos, Adán y Abram, se metieron en problemas graves al permitir que sus esposas llevaran a cabo sus propios planes. El fracaso de ambos fue escuchar la voz de sus esposas en lugar de la voz y la instrucción de Dios. ¡Lo sorprendente es que estos dos hombres eran temerosos de Dios!
No estoy diciendo que las esposas siempre desvían a sus maridos, ni estoy diciendo que este texto esté diciendo eso. Además, no estoy diciendo que la esposa nunca debe hacer sugerencias ni dar consejos a su esposo. Al contrario, una de las maneras en la cual la esposa puede ayudar a su esposo es ofreciendo consejo sabio. ¡Pero las esposas deben ser respetuosas con sus esposos y tener cuidado de no cruzar la línea! Recuerden que nuestras palabras tienen mucho valor e importancia para nuestros esposos. Puede que no se den cuenta, pero podemos influenciar mucho a nuestros esposos a hacer el bien o el mal. Esto es cierto tanto en los buenos y los malos matrimonios. Tengamos cuidado y no destruyamos nuestros hogares con nuestras propias manos porque tendremos que dar cuenta de esto a Dios.
Habiendo dicho todo esto, seamos particularmente cuidadosas acerca de cómo influenciamos a nuestros esposos cuando él toma decisiones u opciones importantes. ¿Por qué? Porque esto puede cambiar drásticamente el futuro de nuestras familias. Entonces, ¿por qué no orar fervientemente para que Dios le dé a nuestro esposo suficiente sabiduría y discernimiento para que pueda dirigir bien, agradando a Dios y haciendo Su perfecta voluntad? En lugar de tratar de persuadirlo o tentarlo para que acepte nuestro punto de vista. ¿Por qué no animar y ayudar a nuestro esposo diciéndole que estamos orando por él para que el Señor lo ayude a guiar a la familia de la mejor manera y para que pueda hacer las decisiones mas correctas de acuerdo a la voluntad de Dios? ¡Le aseguro como esposa temerosa de Dios que esto será bueno y sabio!
Una esposa debe usar discreción y sabiduría a la hora de dar consejos a su marido. Debe tener en cuenta que es la voluntad de Dios y no su propia voluntad.
Otro ejemplo dado en la Biblia de una esposa que también tomó el asunto en sus propias manos fue Rebeca, la esposa de Isaac, el hijo de Sara.
"Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su mujer. 22 Y los hijos luchaban dentro de ella; y dijo: Si es así, ¿para qué vivo yo? Y fue a consultar a Jehová; 23 y le respondió Jehová: Dos naciones hay en tu seno, Y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; El un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, Y el mayor servirá al menor." (Génesis 25:21-23)
Dios le había dejado claro a Rebeca que el gemelo más joven, Jacob, sería su elegido, el hombre de Dios. Sin embargo, Jacob necesitaría ser quebrantado por Dios para convertirlo en un gran hombre, el hombre de Dios.
“Y crecieron los niños, y Esaú fue diestro en la caza, hombre del campo; pero Jacob era varón quieto, que habitaba en tiendas. 28 Y amó Isaac a Esaú, porque comía de su caza; mas Rebeca amaba a Jacob.” (Génesis 25:27-28)
Más adelante en este capítulo, se nos dice que Esaú vendió su primogenitura por un plato de sopa de lentejas a Jacob, su hermano. En el libro de Hebreos, se nos dice lo que Dios pensó de este acto, y también de Esaú.
“No sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura." (Hebreos 12:16)
Otra Escritura que menciona a Esaú se encuentra en Malaquías 1:2-3.
"Yo os he amado, dice Jehová; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Jehová. Y amé a Jacob, 3 y a Esaú aborrecí, y convertí sus montes en desolación, y abandoné su heredad para los chacales del desierto."
Se nos dice en Génesis 25 que Rebeca amaba a Jacob y que Isaac amaba a Esaú. Estoy seguro que Rebeca sabía cuál de sus dos hijos iba a ser el hombre escogido de Dios. Más adelante en Génesis 27, se nos dice que Isaac estaba envejeciendo y que sus ojos estaban oscurecidos y no podía ver. Cuando Isaac se dio cuenta de que su muerte se acercaba, llamó a Esaú, su hijo predilecto, y le pidió que se preparara para recibir su bendición. Rebeca sabiendo que esto no era lo que se suponía que iba a pasar y que Jacob era el elegido para recibir la bendición, ideó un plan: Jacob se disfrazaría de Esaú y engañaría a su padre, Isaac, para obtener la bendición. Jacob accedió a llevar a cabo el plan. ¡Y funcionó! Su plan tuvo éxito, pero a un costo terrible para ella y toda su familia.
Cuando Esaú se enteró de lo que había hecho su hermano, decidió matarlo.
"Y fueron dichas a Rebeca las palabras de Esaú su hijo mayor; y ella envió y llamó a Jacob su hijo menor, y le dijo: He aquí, Esaú tu hermano se consuela acerca de ti con la idea de matarte. 43 Ahora pues, hijo mío, obedece a mi voz; levántate y huye a casa de Labán mi hermano en Harán, 44 y mora con él algunos días, hasta que el enojo de tu hermano se mitigue; 45 hasta que se aplaque la ira de tu hermano contra ti, y olvide lo que le has hecho; yo enviaré entonces, y te traeré de allá. ¿Por qué seré privada de vosotros ambos en un día?" (Génesis 27:42-45).
Jacob ahora se ve obligado a huir para salvar su vida. Terminó en la casa de Labán, el hermano de su madre. Mientras trabajaba para su tío, Jacob se enamoró de Raquel, su prima. Aceptó trabajar para Rachael por siete años en lugar de los tres habituales. Y como Jacobo no contaba con el apoyo de su padre y los otros hombres de su casa, terminó por completar todas las negociaciones por su cuenta. Esto facilitó que su tío Labán se aprovechara y abusara terriblemente de él. Labán engañó a Jacob, dándole a Lea, su hija mayor, en lugar de Raquel en su noche de bodas. ¡El pobre Jacobo terminó trabajando otros siete años más para obtener la esposa que quería, la que le habían prometido!
Labán trató a Jacobo con mucha injusticia. Creo que la razón por la cual Labán maltrató a Jacobo y se aprovechó de él fue porque estaba sin dinero y necesitado cuando llegó a la casa de Labán. Jacobo trajo estas circunstancias sobre sí mismo porque tuvo que huir para salvar su vida. Ahora, piense por un momento lo que significó para Rebekah cuando se dio cuenta de que su hijo favorito se había ido no solo por unos días como había planeado, sino por veinte años. La última vez que escuchamos de Rebeca en la Biblia fue cuando le dio a Jacobo sus instrucciones de despedida. Ella tuvo que haber muerto antes de que Jacobo regresara a su casa. Eso significa que nunca volvió a ver a su amado hijo. ¡Qué triste!
Imagine a Rebeca teniendo que vivir con Esaú junto con sus esposas paganas y fastidiosas. Estoy bastante segura de que esto es algo que ella no planeó y pudo haber tratado de evitar. ¡Todo esto porque ella tomó el asunto en sus propias manos e impulsó a Jacobo a engañar a su padre para recibir la bendición y heredar la tierra de su padre! La Biblia nunca más hace mención de Rebeca, de su muerte o de su sepultura. Quizás, esta es una indicación de deshonra. ¿Cómo pudo Rebeca impedir a Isaac, quien estaba tratando de hacer lo correcto, sabiendo que finalmente Dios tendria otros planes? Ella seguramente sabía que legalmente Esaú era el heredero legítimo para continuar con el linaje divino. Evidentemente, ella pensó que Dios no era capaz de hacer que esto sucediera sin que ella tomara el asunto en sus propias manos.
Ninguna de nosotras podemos negar que en algunas ocasiones hemos intentado (o hemos sido tentadas) tomar cartas en el asunto.
Debería ser muy inquietante para nosotras. ¡Es inquietante e incluso alarmante! ¿Por qué? Porque en lugar de que las esposas tomen todo asunto en sus propias manos, deberían estar orando fervientemente, honrando a sus esposos, comportándose de manera casta y respetuosa, esperando en Dios y confiando en que Él vendrá a nuestro rescate y nos salvará de todas nuestras pruebas. ¡No olvidemos que nuestro Dios es poderoso! ¡Él es nuestro Libertador! Nosotras, como esposas, debemos esperar pacientemente en la ayuda de Dios en lugar de ser presuntuosas, tomando todos los asuntos en nuestras propias manos. ¡Debemos creer esto y tomarlo en serio!
“Jehová es mi roca y mi fortaleza y mi libertador, mi Dios, mi roca, en quien me refugio; mi escudo y el cuerno de mi salvación, mi fortaleza” (Salmo 18:2).
“Puesto que estoy afligido y necesitado, Que el Señor se acuerde de mí. Tú eres mi ayuda y mi libertador; No tardes, oh Dios mío ” (Salmo 40:17).
“Mi misericordia y mi fortaleza, mi baluarte y mi libertador, mi escudo y aquel en quien me refugio, el que sujeta a mi pueblo debajo de mí” (Salmo 144:2).
“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Y que la paciencia tenga su resultado perfecto, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada” (Santiago 1: 2-4).
Quiero terminar con algunas preguntas para meditar.
- ¿Cree que es mejor confiar en Dios y esperar en Él para ayudarnos en lugar de tomar todo asunto en nuestras propias manos? \¿Qué es lo contrario de someterse?¿Qué es lo contrario de ser cabeza? ¿Qué es lo contrario de estar sujeta?
- ¿Qué es lo opuesto al amor?
- Y finalmente, ¿qué es lo contrario de dar?
La palabra sumisión significa someterse o ponerse bajo el control o la autoridad de otra persona, lo que generalmente se considera mandatorio u obligatorio. Se nos ordena someternos a todas las formas de autoridad (el límite de velocidad legal, todas las leyes civiles como impuestos, inmigración, leyes financieras o comerciales, y muchas otras leyes que debemos seguir aquí en la tierra). Nos hacemos daño a nosotros mismos cuando no cumplimos con esas leyes o requisitos. Obediencia es someterse o ser sumiso a la autoridad o leyes, estando bajo esa autoridad o el control de alguien o algo más. El concepto bíblico de sumisión es muy diferente de la idea actual de feminidad.
Vivimos en una época en la que la sumisión a la autoridad se desacredita constantemente y se piensa que es degradante y deshumanizadora. Pero las palabras de Dios en 1 Pedro 2 y 3 nos recuerdan que la sumisión a la autoridad legítima es hermosa, gratificante y justa en el reino de justicia de Dios. Es "por causa del Señor" (2:13) que los cristianos deben estar sujetos a las autoridades ordenadas por Dios, ya sea en el gobierno civil (2:13-17), en el empleo (2:18-20), en la familia (3:1-6) o en la iglesia (5:5). En la relación matrimonial, la belleza de la sumisión de una esposa a su esposo es evidente hacia los incrédulos, los cuales son atraídos a Cristo a través de ella (versículos 1-2 ).
Dios también espera que esta belleza sea evidente hacia los esposos creyentes y para otras personas en general, porque tal belleza es lo que Dios espera que las mujeres cristianas tengan de "adorno", su fuente de belleza (versículo 4). Esta es la hermosura que adornaba a las santas mujeres del Antiguo Testamento que ponían su esperanza en Dios y estaban sujetas a sus propios maridos (versículo 5).
- Esta belleza también debe verse en una esposa cristiana, porque no va acompañada de temor (versículo 6),
- sino de reverencia, pureza (versículo 2),
- rectitud moral, piedad, santidad (versículo 6),
- quietud de espíritu (versículo 4),
- y esperanza o confianza en Dios (versículo 5).
- La belleza de esta sumisión es evidente ante Dios, porque el espíritu afable y apacible que acompaña a tal sumisión es precioso y de gran valor delante de los ojos de Dios (versículo 4).
En 1 Pedro 3:4-6, Pedro habla de la sumisión como piadosa. Él manda a las esposas a ceder, a estar sujetas a sus maridos, porque esta es la voluntad de Dios. Nuestra cultura a menudo ha desafiado y ha hecho difícil el mandato de que las esposas se sometan a sus esposos. Nuestra sociedad marca el "liderazgo" como "dictadura." Lo único justo y recto es que la esposa se someta voluntariamente a su esposo, buscando el mejor interés de su esposo. ¡Su sumisión es lo que Dios exige de ella! Una esposa piadosa y temerosa de Dios quiere que su esposo la guíe y a la familia sin que ella intente hacerlo por él. ¡Nuestra sociedad nos ha fallado al invertir los papeles!
Vemos maridos muy pasivos y a esposas muy dominantes. Los hombres no quieren dirigir o proveer para sus familias y se contentan con ser flojos. Por lo tanto, dan la responsabilidad de dirigir su hogar a sus esposas. !Muchos incluso envían a sus esposas a trabajar y se contentan con no satisfacer las necesidades de su familia! Esposos, Dios los ha hecho responsables de su familia, no a su esposa. Como la cabeza de su hogar, ¡el responsable es usted! ¿Cómo puede pedirle a su esposa que ceda mientras se niega a dirigir como debe hacerlo? ¡Asuma la responsabilidad y sea el líder que Dios manda que sea! Esposas, Dios les ordena que apoyen el liderazgo de sus esposos. ¡No trate de apoderarse del liderazgo de su esposo solo porque piensa que él no está dirigiendo como debe! Aún si ese fuera el caso debe continuar teniendo un espíritu de sumisión y apoyar el liderazgo de su esposo.
En Efesios 5:22-23, el apóstol Pablo insta a las esposas diciendo, "Sométanse a sus propios maridos, como al Señor. 23 Porque el marido es la cabeza de la mujer, así como Cristo es la cabeza de la iglesia, su cuerpo, y él mismo es su Salvador."
En Efesios 4:1-3, el apóstol Pablo instó a los santos, eso es a los Crisitanos, a andar como es digno de su vocación. Aquí, en el próximo capítulo, explica cómo las mujeres hacen esto en el matrimonio al someterse voluntariamente a sus maridos. En nuestra sociedad retorcida y feminista, la palabra "sumisión" se ha convertido en una palabra desagradable y fea. Presentan una imagen de ser dominado y oprimido. Han corrompido por completo el significado de la palabra y el concepto divino de lo que enseña la Biblia.
Jesús nunca nos ha pedido que hagamos algo que Él mismo no haya hecho. Jesús se sometió a la voluntad de Su Padre y cedió a los intereses de Su Padre. Él ordena a las esposas a que se sometan voluntariamente al liderazgo de sus maridos. Esposos, recuerden que el Señor no quiere que abusen de su liderazgo obligando a su esposa a someterse, usando castigos u otras tácticas. Si las esposas se niegan a sujetarse, creo que no hay nada que pueda hacer sino ser responsable ante Dios y esperar que Él juzgue a las esposas si se niegan a arrepentirse. ¡Ella debe someterse voluntariamente al liderazgo del esposo sin que el esposo la obligue a hacerlo! Las esposas que temen al Señor se someten al liderazgo o dirección de sus maridos sin imposición. El deseo primordial de ellas debe ser el de someterse a la voluntad de Dios ya la de sus maridos.
Debemos enfatizar la importancia de que las esposas se comporten de manera santa fuera y dentro del hogar. 1 Pedro 3:1-2, ilustra a una esposa cuyo esposo no es obediente a la Palabra de Dios. Se le ordena ganar a su esposo por su conducta piadosa y santa. Esposas, ¡sus vidas piadosas y justas hablan más que mil palabras! Pedro dice que cuando las esposas se someten voluntariamente a sus esposos, ellas van a recibir un a buena recompensa de Dios. El esposo incrédulo puede ser ganado a Cristo po el buen ejemplo de sus esposas. Lamentablemente hay esposos incredulos que rechazan la Palabra de Dios y maltratan a sus esposas que son Cristianas. Y aunque estas esposas cristianas tienen tales maridos, ellos aun pueden ser ganados a Cristo por la conducta piadosa sin palabra. ¡Eso es poderoso! Pero si nos comportamos como el mundo, no estamos obedeciendo a Dios ni sometiéndonos a Su gobierno. ¡Punto! Debemos comportarnos de una manera piadosa independientemente de cómo él actúe hacia nosotras. Si no actúa como un hombre piadoso y temeroso de Dios, de la forma que debe hacerlo, eso no nos da permiso o derecho alguno para negarse a someterse a él.
Recuerde que aquellas santas mujeres en el pasado pusieron su esperanza o confianza en Dios y se adornaron por dentro y por fuera. Se vistieron con un corazón sumiso hacia Dios. Sara es el mejor ejemplo piadoso y sumiso para todas las esposas cristianas, y debemos aprender de su ejemplo. Sara mostró un espíritu sumiso y dócil en la forma en que trataba a su esposo, incluso en sus conversaciones con Abraham. Siguiendo su ejemplo piadoso y santo, somos hijas de Sara. No podemos ser herederas de la promesa cuando nos comportamos de manera impía e infiel. Una esposa dócil o sumisa confía en su esposo y actúa en su mejor interés. Ella cede o se somete a su esposo porque teme a Dios y desea someterse a Él, haciendo lo correcto. Ella es piadosa y tiene un espíritu afable y apacible, porque obedece a Cristo.
Hermanas y amigas, recuerden que no debemos enfocarnos solo en lo externo. Nuestra belleza no debe ser externa, sino una belleza espiritual Nuestra belleza debe revelar un espíritu afable y apacible. Nuestros corazones son preciosos para Dios, especialmente cuando nuestro carácter es gentil y tranquilo. En Mateo 5:5, se les ordena a todos los cristianos a ser mansos, es decir, apacible, dócil o gentil como Moisés, quien es alabado por su mansedumbre y afabilidad de corazón para con todos (Núm. 12:3). Esposas y hermanas recuerden que nuestra más excelente belleza proviene de nuestra piedad y rectitud de corazón.
Primero debemos someternos a Dios y a Su autoridad para poder someternos a nuestros esposos. Al someternos a Dios, estamos obedeciendo Su plan y autoridad para nosotras en el hogar, y hace más fácil el honrar a nuestro esposo como el líder o la cabeza espiritual de nuestros hogares. A medida que nos sometemos a la autoridad de Dios, será más fácil para nosotras, las esposas, dar un paso atrás y permitir que nuestros maridos guíen como deben hacerlo. Es un recordatorio de lo que significa dar un paso atrás y permitir que Dios nos guíe a todos. Como esposas temerosas de Dios, debemos rehusarse a tener el control de todo en nuestros hogares, debemos dejarlo a un lado, porque no debemos dirigir y llevar las riendas, sino seguir el liderazgo de nuestro esposo. Debemos seguir, ofrecer, servir, ayudar, compartir, observar, luego debemos "echar más sopa en la olla de la que sacamos con el cucharón.".
Debemos contemplar las bendiciones de la sumisión en nuestro matrimonio, dar un paso atrás y dar espacio para que nuestros esposos den un paso adelante, porque esta es la sabiduría de Dios para nosotras las mujeres. Lamentablemente, en la cultura actual, ¡la relación entre marido y mujer se ha visto afectada por el feminismo! Las semillas del feminismo se encuentran dentro de cada uno de nuestros corazones. El feminismo ignora la necesidad de roles, ya que iguala los roles con un valor propio. ¡Pero eso no es lo que declara la Palabra de Dios! En la Biblia, es más fácil ver la igualdad fundamental de hombres y mujeres en Génesis 1:27. En ninguna parte de la Biblia leemos que los hombres son de mayor estima delante de Dios que las mujeres. Ambos hombres y mujeres comparten por igual el privilegio de ser hechos a la imagen o semejanza de Dios. Tenemos la misma honra.
Nosotras, las esposas, debemos someternos al Señor primero para que nos sometamos a nuestros maridos. Nuestro Señor y Salvador está declarando Su gloria en nuestra sumisión, y también está enseñando a las esposas lo que significa someterse a Él. ¡Debemos liberarnos de la forma de bancarrota que el mundo ve el matrimonio! Es nuestro deber como aquellos que caminan en la Verdad y el Amor reemplazar la visión distorsionada del matrimonio del mundo por una visión divina. No olvidemos que el matrimonio muestra la gloria del Evangelio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Todo lo relacionado con el matrimonio se puede resolver cuando aplicamos los principios fundamentales enseñados en la Palabra de Dios.
Así mismo, toda pareja casada debe estar dispuesta a comprender y aceptar humildemente la voluntad y el propósito de Dios para el matrimonio. No se trata de "mis necesidades" o "mis derechos." La visión del matrimonio de "las necesidades de ella" aflige a muchas. Si de verdad amamos la Verdad, ¡debemos aceptar y seguir la visión del matrimonio divino de Dios! Despertémonos de nuestro sueño y pongámonos de pie para hacer realidad el diseño divino de Dios para nosotros en nuestros hogares. Por supuesto, eso es, si verdaderamente confiamos en Dios y veneramos Su Santa Palabra. Seamos hijos de Luz y no nos rindamos a la presión de nuestra cultura pagana que nos obliga a rechazar todo lo que es justo y piadoso. Fijemos nuestros ojos solo en Dios y no en nuestra cultura pagana. Con corazón sincero, fijemos la mirada sólo en Él y no en el feminismo gigante que se rebela contra Dios y toda justicia. Recuerde, los caminos de Dios son perfectos y mejores para nosotros. Dejemos que Dios y su Palabra obre en nosotros.
Entonces, señoritas, si no desean someterse y seguir el liderazgo de un hombre, entonces no deben casarse, pero no pueden escapar de su obligación de someterse a la autoridad masculina permaneciendo solteras. Para agradar a Dios, todavía debe aprender a someter su voluntad a la voluntad divina. ¡Punto! Recuerde, la sumisión no significa que sea inferior. ¿Supone usted que Cristo fue inferior cuando se sometió a la voluntad de su Padre? ¡¡No me parece!! ¿Por qué? Porque la sumisión muestra fuerza y mansedumbre piadosa. Recuerde que cuando se sometes a su esposo, está demostrando reverencia y servicio al Señor. Es decir, está sirviendo a Cristo al someterse a la voluntad de su esposo y no a la suya. ¡Porque su marido es su cabeza!
Sólo hay una cabeza en la relación matrimonial. Dios creó al esposo y a la esposa como una sola carne para que funcionen juntos bajo una sola cabeza. No deben ser autónomos sino vivir juntos. Dios ha hecho que la relación matrimonial sea tan hermosa como lo es Cristo para la iglesia. ¡Esposas, la sumisión no es hacer lo que siempre quiere hacer, ni es salirse con la suya! La sumisión es elegir someterse a la voluntad y deseos de su esposo. Esto es caminar en piedad y amor. ¡Es devoción al Señor! La sumisión honra y afirma el liderazgo del esposo y lo ayuda a continuar en su papel de liderazgo. La sumisión no es negarle el papel al esposo como la cabeza, y no menosprecia y desautoriza el liderazgo de su esposo (1 Pedro 3:1-2). Esposas, ustedes están obedeciendo a Cristo y sometiéndose a Su voluntad cuando se someten al liderazgo de su esposo. Recuerden, serán recompensadas por su servicio generoso y amoroso hacia su esposo y al Señor.
Hasta que los hombres y las mujeres comiencen a darse cuenta de lo que Dios quiere y exige de ellos como esposos y esposas, sometiéndose a Su liderazgo y Su gobierno, será difícil que nuestros matrimonios operen y se transformen de la manera que Dios ha querido desde el principio. Tristemente, la visión de Dios del matrimonio ha sido severamente dañada en nuestra sociedad, pero puede ser restaurada al diseño original de Dios a través del Evangelio de Su Hijo.
Es mi oración ferviente que Dios, de alguna manera, ayude a las esposas a someterse a sus esposos como a Él con un corazón sincero y puro, de acuerdo al propósito divino de Dios. Sé que no es fácil ya que Satanás se ha esforzado mucho en pervertir nuestros corazones contra la voluntad de Dios. Pero en el fondo de mi corazón, sé que es posible si comenzamos a pensar y comportarnos como hijos de Luz cuyo deseo principal es hacer la voluntad del Padre en los cielos. ¡Gracias a Dios por el Evangelio, que es su poder para salvación!
Por lo tanto, rechacemos la visión distorsionada del mundo sobre el matrimonio y el hogar, y todas las mentiras del feminismo, y decidamos volver a los caminos antiguos y justos de Dios. Gracias a Dios por esa hermosa visión del matrimonio que nos ha dado, que es mucho mejor que nuestra propia visión, más hermosa, más peculiar y más vivificante.
Que nos sometamos a nuestros maridos como al Señor. Porque el esposo es la cabeza de la esposa como también nuestro Señor y Salvador, Jesucristo es la cabeza de Su iglesia y el Salvador del cuerpo. Que sea como el Señor nuestro Dios ha dicho. Que nosotros, de un corazón sincero y contrito, cambiemos el rumbo de nuestros matrimonios. Que podamos darle a Dios mucho más de lo que le estamos dando actualmente. Que podamos ponernos de pie como David y luchar contra el gigante, el feminismo, aceptando la feminidad definida por Dios. Y que permitamos que Su Palabra eterna nos transforme, nos regenere, nos pula y cambie para la gloria de Dios.
Luci
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